Los prados con flores silvestres en la Serranía de Cuenca y Guadalajara

En los pastos calcáreos de la Serranía de Cuenca es habitual encontrar una alfombra amarilla a principios de primavera, compuesta por pequeñas florecillas de la familia de las compuestas, con una forma delicada y perfecta, que me encantan. Se trata de Senecio minutus.

Me parece una planta preciosa. Se trata de una anual, por lo que la mejor manera de contar con ella en un jardín o un césped sería gracias a semillas. Como España no es un país con tradición ni excesivo interés jardinero, no contamos con oferta de semillas de plantas autóctonas para los jardines, pero sería interesante. Otro detalle a tener en cuenta es que estas florecillas aparecen en pastos que en verano no están verdes, lo que no suele agradar en un jardín. Pero seguro que si se piensa bien habría alguna forma de incorporarla al jardín para poder disfrutar de su belleza.
Los años de lluvias copiosas en primavera, como ha sido el caso de este 2016, aparecen a montones:

En muchas zonas se combina con Muscari neglectum, una de las especies de nazareno que tenemos en la península, y con algún tipo de Astragalus, seguramente Astragalus incanus (debo agradecer a Rafa por ayudarme con la identificación). Los Astragalus son un tipo de leguminosa.

Esta flor amarilla, no recuerdo si era algún tipo de ranúnculo o una rosácea. 

El paisaje primaveral, después de las lluvias, en algunas zonas de la Serranía de Cuenca, recuerda a aquel de la Toscana. Sólo hay que cambiar algunos pinos o sabinas por cipreses. Aunque yo prefiero esto, que es más natural.

De nuevo Lamium amplexicaule:

Esta flor es de Valeriana tuberosa:

Y una de mis favoritas, una pequeña orquídea morada que se llama Orchis champagneuxii: