En estas fechas, que deberían ser de frío donde yo vivo, suelo disfrutar con mi familia de la tranquilidad del pequeño pueblo en el que nació mi padre, y al que siempre he llamado "mi pueblo". Sí, sí, es Carrascosa, en la Serranía de Cuenca.
El año pasado por estas fechas estuve allí con mi madre, siendo quizás la última vez que salí al campo solo con ella. Ahora lo recuerdo y fue una salida muy especial, en la que disfrutamos de un antiguo molino en ruinas y de la soledad de la Herrería de Santa Cristina en invierno (la aldea de Carrascosa). Hacía mucho más frío que este atípico diciembre, y mi madre tuvo la paciencia que siempre tenía para esperarme mientras yo practicaba la fotografía nocturna. Pasó un poco de frío la pobre.
Aquella noche de 27 de diciembre del 2014 la niebla lo envolvió todo, dando lugar a una atmósfera propia de la leyenda de Sleepy Hollow (el jinete sin cabeza). Así de misterioso se veía mi pueblo envuelto en ella: