Llevo tiempo sin publicar imágenes de mi estancia en Cuzco, Perú, la tierra del mágico Machu Picchu. El río que pasa bajo las ruinas mundialmente conocidas recorre, antes de llegar a las mismas, un valle que recibe el nombre de Valle Sagrado de los Incas. A lo largo del mismo, con un clima suave dentro de la alta montaña tropical americana, hay multitud de ruinas de poblaciones incas, como la que vimos de Ollantaytambo. Esto es lo que van a visitar todos los turistas antes de llegar a Machu Picchu. El colorido de los trajes regionales, el exotismo de los camélidos andinos y las impresionantes dimensiones de las rocas que formaban parte de casas y terrazas de cultivo precolombinas.
Sin embargo, yo me voy a fijar en las plantas. Y es que configuran un paisaje como de otro mundo y merecen un poco de atención.
Hay que tener en cuenta que hay varias familias de plantas, muy diferentes a otras del resto del mundo, que son únicas del continente americano. Eso contribuye a que el paisaje se vea distinto. Un ejemplo claro son las bromelias, de las que siempre estoy hablando (las tillandsias son un tipo de bromelias), las agaváceas (ágaves y yuccas) y las cactáceas.