Unos señores cardos

Los cardos son de esas plantas que de pequeña no me gustaban. Pinchaban mucho y siempre estaban llenos de bichos desagradables. Sin embargo cada vez me gustan más.

Ya no me importa que pinchen...es más, eso les hace atractivos. Y sus duras formas les confieren personalidad y fuerza.

Son plantas de la familia de las compuestas, al igual que las margaritas y los dientes de león.

Y yo os voy a transportar al mundo de los cardos... pero no de cualquier cardo, no...

El de los cardos gigantes:

Una flor sin abrir...tiene una misteriosa belleza... además parece haber sido envuelta por una araña:

Pero estos cardos de las fotos no parecen tan grandes, ¿no?

No son para tanto...

A no ser que los veamos con mi madre al lado, que mide 1,70 m de altura:

Eso significa que este cardo casi alcanza los 4 m de altura:

En el borde del carril también encontramos Verbascum spp. que, igual que los cardos gigantes, constituyen un importante acento vertical al que dirigir la mirada:

Me gustan mucho los Verbascum. Son otra de esas plantas odiadas o temidas en mi infancia, por la acumulación de pequeños (y no tan pequeños) insectos en sus flores. Pero he aprendido a apreciarlos y tanto su inflorescencia tan vertical llena de preciosas flores amarillas como sus hojas velludas me encantan.

Roseta basal de Verbascum spp. a la derecha y otra especie de cardo a la izquierda.

Por último una imagen de Asphodelus albus en su hábitat natural, con sus llamativas y largas hojas: